Ya me estoy estresando otra vez porque se me están acumulando las lecturas y ya no tengo tanto tiempo libre como en verano. Me he malacostumbrado.
Estaba feliz leyendo tranquilamente
Norte y Sur de Elizabeth Gaskell, muy estilo Austen pero con una crítica social de la época muy marcada, que siendo sinceros, se podría aplicar tranquilamente a hoy en día. Para el autobús en cambio estoy con
Firmin, ese simpático ratón que hacía mucho tiempo que quería conocer.
Lo dicho, que estaba muy tranquila con mis lecturas. Hasta que el otro día estaba en un escaparate
Ha vuelto de Timur Vermes, ¿habéis visto su maravillosa portada? Una pasada, y claro para casa. El argumento se plantea desternillante: Hitler resucita en el 2011 y viendo que todo su legado político se fue al garete, se me te a humorista en la televisión como perfecto imitador de sí mismo, pero esto no es más que una técnica para conseguir seguidores y volver a su carrera política. Ya sólo con esto me puse a pensar que ojalá poder leer dos libros al mismo tiempo.
Justo el mismo día mi madre me dio el regalo que me compró por mi santo y que hasta ahora ha ido pululando por manos ajenas:
Intemperie de Jesús Carrasco. Libro que también me apetece muchísimo leer desde hace muchos meses.
Pero como si esto fuera poco, Seix Barral no me da tregua (
Ha vuelto e
Intemperie también son de ellos) y acaba de publicar el último libro de David Foenkinos, ese en el que después de
La Delicadeza y
Los Recuerdos se va a jugar el destronar a la mismísima Anna Gavalda como mi escritor favorito (Anna, ya te dije que espabilaras y llevas un lustro sin publicar) (por cierto, espero que esté bien, me estoy empezando a preocupar).
A todo esto hay que sumarle que en mi estantería tengo títulos tan apetecibles como
El cuerpo humano de Paolo Giordano o
El primer verano de nuestras vidas de Pat Conroy, y por supuesto
Crimer y Castigo de Dostoevsky, que leerlo está en mi lista de cosas que hacer antes de los 30 y se me está acabando el tiempo, tic-tac tic-tac. De este invierno no pasa.
Por lo que toca elegir prioridades y cuando estás tan ansiosa... cuesta que no veas.
En fin, que me relajaré, me lo tomaré con paciencia y por supuesto, no me acercaré a ninguna librería por lo menos hasta Navidades para no darme de bruces con ninguna otra tentación irresistible.
Besos!
